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Damas y caballeros: treinta y uno.

Estoy empezando a creer que esto va en serio.

Felicidades también a mis contemporáneos que cumplen años este día, Alma Aguilar, editora de esta sección; Santos Gutiérrez, bailarín y coreógrafo; Cuqui Montelongo, amante de la cultura y los museos; mi amiga de la secu y la prepa Laura Valenzuela; la dulce y admirada Isabel Miranda, en fin…cuantas personas más están celebrando este día.

Me gustaría citar a la poeta cajemense Mara Romero, quién cumplió años también esta semana y cuyo manifiesto me conmovió profundamente, ya que lo siento de la misma manera, con el permiso de la poeta, aquí les va un fragmento del muro de Facebook de Mara del pasado martes:

“Me prometí hace muy poco tiempo, que por sobre todas las cosas, lucharía por dos objetivos, que de ahí partiría todo, que sería lo más importante y que este logro debería permanecer a lo largo de los años que me restan y por encima de casi cualquier cosa en mi vida: ser feliz… ser feliz con lo que tengo… ser feliz con lo que puedo, y el otro: luchar con todas mis armas disponibles para que el mundo se parezca a mis sueños… sin quejarme, sin maldecir… pero si actuar…que quizá mis logros se reflejen en un puñado de gente… pequeño… pero que ellos lo noten.”

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Cumplir años siempre es algo raro. Parece que se nos olvida un poco el significado de lo que representa. Al menos, hoy lo reflexiono junto con ustedes.

¿Para que nace uno? ¿Porqué en este tiempo, en este lugar? Dicen que uno cuando nace tiene estrellas que marcan el signo del carácter, del destino, de la vida misma. Y luego uno se queja de la vida, y luego uno se queja de sí mismo. Y en lugar de festejar el paso del tiempo, uno se frustra por el reloj y el calendario. En mi caso, ni lo primero ni lo segundo, más si la pregunta filosófica: ¿Para que nace uno? bueno, este cumpleaños es un buen pretexto para preguntar de nuevo, y así cada año, hasta que la fecha de tu nacimiento se convierte en tu día de reflexión, ¿que hice con mis treinta, con mis veinte, con mis quince?… el punto no es ponernos una estrellita en la frente y decir “hice todo bien” o “me arrepiento y lo lamento” sino más bien, decir: lo hice por que lo hice y punto. Mi vida es el reflejo de mis decisiones. Buenas, malas, improvisadas, necesitadas, emergentes, planeadas y las que vendrán… hay que prepararse para lo que viene.

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Dios mío, que lejos veía los cuarenta y ahí se asoman, que rápido pasa el tiempo… hay una ventaja, el regalo que ofrecen los cumpleaños conforme pasan es uno grande y valioso: el conocerse a uno mismo. Las mañas y las extravaganzas son trofeos únicos y de las mías me siento muy orgullosa. El problema es cuando en el supermercado le dicen señora a uno ¡no se pasen! jajajaja… en fin, treinta y uno. Dicen que mi signo es el que es mitad hombre mitad animal y usa una arco. Tendré que seguir trabajando con la razón, el instinto y la puntería: menuda tarea. Por lo pronto, gracias de corazón a todos quienes han mandando su cariño y amor. Un abrazo enorme. Celebro la vida junto con ustedes. Buen fin de semana.

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Erika Tamaura Cultura

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