Nokta, columna cultural semanal para Tribuna del Yaqui, Sección Acentos.

Hace cien años nacieron Octavio Paz, Maria Félix, Efraín Huerta, José Revueltas, Julio Cortázar y Nicanor Parra. Hace cien años el mundo se conmocionó por la primera guerra mundial.

El 2014 estará impregnado de poesía y de los efectos por las reformas a las políticas públicas en este país. Con la crisis, el ensayo social ha recuperado fuerza y probablemente destacará de manera especial.

¿Qué es el tiempo? ¿Qué es la vida? Hace cuarenta años falleció Siqueiros, cincuenta años atrás nació Mafalda y hace sesenta murió Frida Kahlo. El muro de Berlín se desplomó hace veinticinco años y también hace un cuarto de siglo falleció Salvador Dalí. La UNESCO celebra el 2014 como el año internacional de la Cristalografía, Los Rolling Stones publicaron su primer álbum hace cincuenta años y la primera dama más popular del mundo, Michelle Obama, cumple medio siglo de vida la próxima semana.

¿Para qué estar al pendiente del tiempo? ¿De qué sirve? Mis estimados amigos, no lo sé de cierto, empiezo mi año con dudas existenciales y filosóficas, cuestionando mi modus operandi y definitivamente dichosa, afortunadamente con amor y con salud, pero entonces, ¿no le pasa también a usted que aún sobre todas sus bonanzas le surge la pregunta sobre el tiempo?

Hace poco, antes de salir de vacaciones, asistí a la ceremonia de jubilación de varios compañeros de trabajo en la universidad y pocos días después nos llegó un correo comunicando la lamentable noticia de que uno de ellos había fallecido. El discurso de dicha ceremonia de jubilación hablaba sobre el tiempo que uno le dedica a un proyecto en particular y como uno deja su vida en él. De alguna manera la forma en cómo estaba articulado ese discurso me hizo sentir deprimida.

Quisiera pensar que la vida no es un proyecto obligado que uno viene a cumplir, que las decisiones que tomamos son parte de una configuración única y significativa para cada persona… quiero creer que los eventos no son aislados, sino que obedecen a un mapa ya trazado, eso sería lo más sencillo y fácil de entender.

Pero ésta no es una columna terapéutica, sino cultural, y a cien años de la primera guerra mundial y de otros sucesos relevantes en el tiempo: ¿En dónde estamos? ¿Alguien sabe? ¿A que le suena este 2014? El arte puede darnos cierto pulso de eso y la cultura puede ciertamente definirnos como sociedad.

Pero antes de seguir a la vuelta y vuelta en este pedazo de papel, tiro el ancla con un poema de José Revueltas:

Que cierren los ojos,
que tapen con siglos las edades
y nieguen la tierra y la aborrezcan
y la escupan
si no quieren saber nada de la luz
y la santa agonía.

Yo estoy aquí como la hormiga,
como el arado,
porque no soy nadie
y estoy de boca al suelo,
besando todo lo que pasa.

Si me invitan a morir lejos digo que no, que mi sitio es el de la muerte aquí donde todos los planetas lloran
y los niños están con las plantas esperando que amanezca.

Sé que debe amanecer
y no en el cielo
sino entre las piedras
y entre las manos de las gentes,
que debe amanecer antes de Cristo, después de Cristo,
en esta era y en este verbo
que nos sale destrozado
y dando gritos.

Que se tapen,
que se queden cerrados,
que nadie les dé auxilio,
que la voz les estalle
antes de la palabra,
que no puedan llorar nunca,
que no lloren jamás
y la vida les sea alegre,
horrorosa, atrozmente alegre
sin una sola lágrima,
si no levantan las manos
y no se piden perdón
y no tienen la soberana,
hermosa virtud de la agonía.

Yo estoy aquí sentado,
yo estoy aquí caminando.
Yo estoy aquí.
Nadie me quiere aquí, yo lo sé.
Nadie quiere que me vaya de aquí,
lo sé también.
No quiero que nadie venga
y nadie se retire.
Estoy aquí.”

Mis mejores deseos para este 2014. Que el tiempo sea lo que tenga que ser. Un abrazo para todos.

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