Cuando Alina me dijo que había acondicionado el taller del maestro Arteche para recibir actividades dentro del programa de actividades de Semana Santa 2016 en Cócorit, no me imaginé que fuera ya tan avanzado el proyecto. Cuando entré sentí inmediatamente una magia muy especial. Quiénes estuvimos esos días ahí, la sentimos. Todos.

Ese jueves, el programa del día en el taller incluía una sesión especial del BookClub de Starbucks Cd. Obregón con su respectivo seminario de cata de café; una charla con el Carlos Padilla, ganador de la convocatoria Libro Sonorense 2015 en Novela y un taller con Michelle Parra, también ganador de convocatoria 2015 en Ensayo.

Mientras sucedían esas actividades, amigos e invitados iban y venían, tomando café, algún refrigerio, dándose espacio de contemplación entre las obras del maestro y este nuevo espacio que Alina y su familia están preparando poco a poco para abrir sus puertas y continuar con el legado de Arteche.

En lo personal, quise mostrarme como si lo que pasaba ahí era algo lógico y natural, pero la realidad es que estaba profundamente conmovida, y si me notaban medio seria o ida, no era por otra cosa más que por el impacto profundo de admiración sobre como a pesar de que el maestro no está, todo nos recuerda a él, por que Alina lo hace presente en cada detalle, no sólo en su obra, si no a través de ella misma. Entonces, podrán imaginar que estaba en una especie de shock de pequeña intensidad… como cuando te llevan a un lugar nuevo y en tu mente dices: siento que yo ya he estado aquí.

 

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