Nokta es una columna cultural semanal y se publica todos los viernes en Tribuna del Yaqui.

BOB DYLAN. Premio Nobel de Literatura 2016. 

Bueno, es que ésto es un escándalo. Ayer que escuché que Bob Dylan había Ganado el Premio Nobel de Literatura 2016 pensé: Mira, hay un escritor que se llama como el cantante… agarré mi mochila y me vine al trabajo.

Abrí Twitter otra vez y ahí estaba. Era Bob Dylan. El único Bob Dylan que puede haber. Y entonces me confundí. Empecé a leer lo que otros decían.

El NYTimes inquebrantable en su primera línea dispara: ¨He´s great, but he´s not a writer. He does not deserve the Nobel Prize in Literature.¨

Me encontré con este otro título de El Cultural: ¨Un corazón no funciona sin la totalidad de un cuerpo, sobre qué entiende la Academia Sueca por Literatura¨ con un apunte de Agustín Fernández, iniciando su texto con la frase dura, pero diplomatica por si acaso: La Academia ha razonado así el premio: “Por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición norteamericana de la canción”. Y tienen toda la razón, pero ellos mismos lo están diciendo: “de la canción”. Desde luego, si existiera el Nobel de Música, Dylan debería ser el primero en tenerlo, pero como no es así, habría que aclarar si el Nobel de Literatura implica también la modalidad de “oralidad cantada”. En ese caso, se me ocurren muchos y muchas más cantantes con textos mejor posicionados para el Nobel de Literatura que los de Dylan, quien, si acaso, y por sus impagables contribuciones en los años 60 y 70 a los cambios sociales y a nuestras condiciones de vida, le veo más cercano al Nobel de Economía que al de Literatura.¨

Después busqué al Periódico El País que decía: ¨Por primera vez en la historia del Nobel de Literatura, la gente no correrá a las librerías sino a las tiendas de discos. Cuando la secretaria de la Academia Sueca Sara Danius ha pronunciado el nombre, han retumbado todos los cimientos. Bob Dylan (1941, Duluth, Minnesota), premio Nobel de Literatura. La sorpresa en los mundos de las letras y la música solo puede ser comparable a la que seguro ha sido una legendaria, hipnótica, imbatible sonrisita pícara del galardonado al enterarse, perdido como siempre en su gira interminable alrededor del mundo, al margen del mito. Era el eterno aspirante, así como un recurrente chiste entre los más escépticos y, sobre todo, más ortodoxos. ¿Un músico, cuya única obra en prosa fue un fracaso, cosechando el mayor de los premios literarios? Imposible. Pero lo imposible –y vivir a contracorriente- es lo que mejor se le ha dado a este compositor que cambió como nadie el concepto de canción popular en el siglo XX, añadiendo una particular dimensión poética a la música cantada. Ahora, con este premio, y tras haber recibido antes el Pulitzer o el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, la onda expansiva da para otro siglo.¨

Este fin de semana, la cosa se pondrá sabrosa entre intelectuales, periodistas, revistas especializadas, entre otros muchos epicentros de crítica artística y mientras todos nos tropezamos acá como hormigas a las que les han echado agua al hormiguero, imagino a la Academia Sueca sentada en un sillón a sus anchas, con un trago, diciéndose a sí misma: ¨Lo logramos, publicidad gratis.¨

¡Señores esto se va a poner bueno! Saquen sus mejores argumentos porque ésto va para largo. Les dejo un beso mientras le pongo nombre a mi nueva playlist en Spotify: Bob Dylan, Música para ganar un Nobel. ¡Buen fin de semana!

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