Me estaba volviendo loca. Durante una semana hice la dieta con los alimentos que me decía la aplicación. Pero ya era bastante para mí el poder darme el tiempo y dedicación para organizar las cosas del menú en orden y horas. Era la primera vez que intentaba una dieta en forma como debe ser. Me estaba volviendo loca. Me preparé mentalmente, compré el libro y estaba convencida que mi forma de alimentarme TENÍA que cambiar. Era ahora o nunca.

Casi me vuelvo loca. Necesitaba algo dulce y yo no soy de las que hornean aunque si quisiera…(esa historia se las cuento luego) ya estaba bastante ansiosa por haber dejado el azúcar y café, pan, y tortillas…

Empecé a ponerle más atención a la lista de alimentos… y corrí a pedir ayudar en mi muro de Facebook, lo que yo quería era encontrar un pan de granos germinados que la dieta me permitía comer… mis contactos me señalaron a Casa Moscada.

Llamé por mi celular desde mi oficina y pregunté desesperada: “Díganme por el amor de Dios que tienen este pan que dice la dieta que puedo comer”.

Cuando entré a la tienda casi lloro de la emoción. No solo encontré el pan que estaba buscando sino muchas otras cosas que la dieta indicaba se podían incluir y entonces caí en cuenta que la alimentación es un arte. Durante muchos años mi rutina de hacer seis horas promedio de actividad en danza antes de mis veintes, me salvaron del sobrepeso, pero mi rutina de alimentación nunca fue la mejor. El ejercicio solo me salvaba.

En la última década se apretaron mis problemas, mis finanzas, mi estrés mis broncas emocionales, mi autoestima y basta ver fotos mías del 2016 para atrás: estaba totalmente abandonada. No podía salir del caos en el que me había metido. No desayunaba, dejaba pasara HORAS y horas sin probar nada frente a la computadora, comía lo que se podía y todos los días a las tres de la tarde me comía algo lleno de azúcar para no quedarme dormida o por que creía que melo merecía por todo mi esfuerzo… o por falta de amor propio. Mi metabolismo estaba hecho un desastre.

A la par de un proceso de terapia psicológica de dos años cumplidos en este 2017, pude tener la mente clara y la voluntad para voltear a verme a mí misma y recuperar lo necesario para dedicarme a mi persona, en cuerpo, alma y corazón. En finanzas, tiempo y ganas.

Empecé a desayunar en la primera media hora después de despertar y cómo reloj en los tiempos que se me indicaban, me salía de las juntas de trabajo y comía en el baño si se atravesaba en mi rutina, comencé a disfrutar el ir de compras para mi dieta semanal e hice un trato con la Stevia y el agua. Pero no solo fue eso, comencé a darme faciales y masajes. La decisión que tomé fue crucial: Darme amor y atenderme.

Entrar a Casa Moscada me hizo pensar en cuánto tiempo había yo perdido sin poner atención en mí nutrición. Independientemente de la moda orgánica, más allá del asunto gluten free, es intentar escuchar a nuestro cuerpo y saber que es lo que mejor necesita y en qué momento.

Previo a comprarme mi libro de Pomroy, antes de descubrir Casa Moscada, en verano pasado hablé con mi comadre Maru y le dije: “Ayúdame, dime cómo empiezo”.

Maru, con la gran paciencia que siempre me tiene me dio un recorrido por todas las cosas que ella había probado y sobre todo me llenó de ánimo para descubrir qué era lo que yo necesitaba. Mi querida amiga acaba de tener a su segundo bebé esta semana, en luna nueva y yo la admiro increíblemente por la manera en cómo lleva el equilibrio en su vida, su goce y su gran conocimiento de lo que ella quiere. Comadre, no lo hubiera podido iniciar sin tí.

Hice la dieta al casi 80% de apego del 21 de agosto hasta mediados de septiembre… para la rueda de prensa del Festival de mi universidad tuve que dejarme llevar por mis tiempos apretados y el estrés a la par que nuestro encargado de comunicación dejaba el puesto y cuestiones emocionales me tocaban la puerta. Luego vino la operatividad del Festival e inmediatamente, una montaña rusa de cosas personales.

El aprendizaje que tuve en todos los sentidos fue muy valioso. En especial el saber que sí puedo organizarme y tener la fuerza de voluntad para seguir un plan de alimentación. Decidí reiniciar mi meta para este próximo enero y esta vez voy por todo. Ya encontré el camino y sé cómo hacerlo. Ahora, realmente quiero hacerlo.

Creo que la clave siempre estará en equilibrar lo que sucede en la vida con lo que se debe de hacer por uno mismo. De todas formas, pase lo que pase uno tiene que comer. La aventura es descubrir cómo hacerlo de la mejor manera a pesar de lo que uno esté atravesando.

Les recomiendo darse una vuelta a Casa Moscada, comprar los libros de Pomroy y conseguirse una amiga tan maravillosa como mi comadre Maru. Gracias comadre.

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