El grupo AZOS es una de las historias de mi vida que más atesoro. En él no solo se fundaron mis bases de amor a la danza, también aquí nacieron mis grandes, grandes amigas con las cuales he visto pasajes personales de amor, desamor, lágrimas, alegría inmensa, incertidumbre, rabia, todo… Por que lo que une la danza, permanece para siempre y es fiel y sincero.
Esta no es un medio ni una reseña profesional, esto es mi blog y en mi blog yo pongo todo lo cursi que yo quiera.
El pasado 23 de abril celebramos el aniversario número quince de la fundación de AZOS. Indiscutiblemente, hay una persona a la que se debe el éxito de un grupo que ha invertido energía y recursos en promover la danza jazz en Sonora: Cristina Inclán, una guerrera de la danza jazz, como lo dijo Bárbara Luna en su video de felicitación en la introducción del programa de aniversario.
Esa noche, miembros fundadores del grupo, abrieron el programa que representaba una nueva era para AZOS con las jóvenes integrantes y con quienes han sido la columna vertebral de la compañía a través de la historia del grupo. Quienes iniciaron AZOS, aportaron la herencia indudable de una buena técnica, un gran estilo y sobre todo, algo que ya se obtiene solo con el tiempo: melancolía de la buena con un brillo muy especial. Yo los ví, yo estuve ahí de cerca y ví como sus rostros se iluminaban al bailar de nuevo. Lo que pasó esa noche fue que a todos nos latió el corazón muy rápido y nos sentíamos orgullosos de ser parte de esta historia, que ahora retomaba nuevas fuerzas en otra etapa de fortalecimiento para la danza jazz en el estado.
Podría imaginar mi vida sin varias cosas que sucedieron en mi historia de los 18 hasta los 35 años… tal vez hubiera decidido cosas diferentes, hubiera hecho más, hubiera besado más, tal vez me faltó viajar, saber que se siente emborracharse, cometer locuras… pero definitivamente, lo que es imposible para mí, es imaginar mi vida sin AZOS, sin mis maestras y compañeras de danza, quienes son para mí, familia… amigas a las que amo tan profundamente, que sin duda, cada vez que nos reunimos y nos necesitamos, pareciera que al vernos a los ojos reconocieramos a esas mismas mujeres que duraban días enteros en la duela y en los escenarios y si nos abrazamos tan fuerte, es porque la cercanía de nuestra piel nos trae de vuelta al aquí y al ahora, con la certeza de que estamos aquí, del otro lado de esos años, pero con el mismo espíritu que golpeaba el corazón cada vez que iniciaba a moverse nuestro cuerpo para la danza.
Las amo profundamente.
Y a las nuevas bailarinas, tienen en sus manos y en sus pies, nuestra historia… que ella les ayude a encontrarse con sus espíritus y que la amistad que nazca entre ustedes las acompañe para siempre.
Felicidades AZOS, felices 15 años.
xoxo,
Erika.
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