Nokta, Hablemos de Cultura es una columna semanal y se publica todos los domingos en Tribuna del Yaqui
No soy gran fan del tipo de humor realizado fuera del continente americano. No lo sé, a lo mejor me falta mundo. Mi amiga Lolita, la socióloga, recomendó “Nanette” por su cuenta de Twitter durante la semana. Yo la vi apenas anoche.
Leí la reseña del The New Yorker, La Tempestad y El País antes de escribirles, lo cual me reafirmó la frase de Hannah que dice: “Uno aprende de la parte de la historia en la que se centra”. Mientras el primero se enfoca en el tema social, su impacto y la tendencia; el segundo destaca la forma, la narrativa y la crítica hacia al arte dentro de la propuesta de “Nanette”.
Si se acercan a la obra pensando en pasar una hora de risas y un buen momento de relajación para olvidarse de su vida cotidiana, olvídenlo. Mejor vean otra cosa. Yo me reí solo como 3 o 4 veces (realmente a carcajadas), pero la mayoría del tiempo me la pasé con el ceño fruncido y con una tensión emocional muy incómoda. Sin mencionar que lloré y lloré al final y durante todos los créditos.
Hannah Gadsby es una comediante australiana, historiadora del arte y curadora. Lesbiana. Su crudo monólogo toca varios momentos muy profundos. Pero hay una parte que para mí es uno de los mejores clímax que tiene “Nanette”, y es dónde expone una relación destacada para su hilo de ideas en la cuál habla acerca de las razones por las cuáles Van Gogh logró sus famosos girasoles. No se los puedo contar aquí. Mejor véanlo y hagan sus configuraciones necesarias.
“Nanette” no se trata de ser o no feminista o del asunto homofóbico. Se trata de una tremenda intención de honestidad sobre el escenario y sobre el poder de contar una historia. Los críticos sobre el tema coinciden que estamos frente a una frontera sobre un nuevo concepto de comedia y entretenimiento, una muy personal en la cuál la ira, está tomando un protagonismo destacado. No sé qué es lo que me provoca esta obra, estoy confundida. Que tengan un buen fin de semana y sin duda, les recomiendo: “Nanette”. Ya me contarán qué les provocó.
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