Y por cuestiones personales tuve que volver antes de ver la gala de la zarzuela, pero me tocó ver el exacto momento del ensayo, la pieza que yo moría por escuchar, y que experiencia, justo debajo del escenario entre plena orquesta, fué algo bellísimo…. bellísimo.
“Adiós, dijiste:
se va mi vida.
Llorar quisiste
por un amor que hay
que olvidar.
Te vas riendo
¡y yo me muero!
Mi dolor es saber
que no puedes llorar.
Amor, vida de mi vida,
¡que triste es decirte adiós!
Te llevas la juventud
de este querer sin redención,
amor que por el camino
no puedes volver atrás.
Te ríes cuando sientes
deseos de llorar.
Y pensar que te amé,
con alma y vida,
y hoy te quieres
burlar de mi dolor.
Este amor que soñé
no lo puedo callar.
Fueron falsas palabras,
mentistes mil veces
tu amor, mujer.
Amor, vida de mi vida,
¡que triste es decirte adiós!
Te llevas la juventud
de este querer sin redención,
amor que por el camino
no puedes volver atrás.
Te ríes cuando sientes
deseos de llorar.
¡Adiós, mi bién!
¡Ah, adiós!
Deja un comentario