Nokta, Hablemos de cultura es una columna cultural y se publica todos los domingos en Tribuna del Yaqui.
El pasado 25, 26 y 27 de mayo se llevó a cabo en Puerto Vallarta, la celebración de dos décadas de un evento que no solo se ha consolidado como el espacio líder en capacitación y difusión para la danza jazz en México, sino que ha logrado configurar una gran red de a nivel nacional en diversos puntos estratégicos del país, de la mano de aliados, maestros, alumnos y apasionados por la disciplina. Lo que el Congreso Nacional de Danza Jazz ha logrado es convocar a una gran tribu que hoy, replica modelos de enseñanza y difusión a todas las generaciones.
Bárbara Luna y Elí Solís han sido los encargados de conectar este gran mapa de personajes clave con el objetivo de dignificar y formalizar la danza jazz en México, un estilo que ha brindado una estrategia importantísima para la distribución de contenidos y difusión de la técnica entre núcleos urbanos que hoy en día descubren a la velocidad de la luz nuevas formas y nuevas maneras de vibrar por y para la danza. El Congreso ha tomado un papel de guardián de aquellos elementos que sin duda, aportan un gran valor agregado a la profesionalización de grupos, academias, instructores, bailarines y público para este estilo, el cual abraza también diversas tendencias y formas que orbitan en el ambiente conforme la danza se va descubriendo más a sí misma a través de nuevas manifestaciones de la cultura y las comunidades que la producen.
Hubo varios momentos sumamente significativos durante este congreso de aniversario. Uno de ellos fue escuchar de la voz de los instructores invitados la siguiente frase: “un maestro de danza es irremplazable. No importa cuántos videos de Youtube veas, la experiencia de tomar clases y aprender de un maestro no puede ser comparada.” Más allá de la verdad de la experiencia docente-alumno, muy especialmente en el caso de la danza jazz, la forma en cómo se ha logrado tejer esta gran red ha sido muy certera sobre la no solo habilitación de cuadros y esquemas didácticos que fortalezcan el estilo, sino que, el corazón, el alma y el espíritu que el congreso ha instalado en cada uno de nosotros es el mayor legado que tendrá la historia de la danza jazz en México gracias a este gran compromiso que es el Congreso Nacional de Danza Jazz. Enhorabuena. Felices veinte años. Viva la danza.
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