Ahora que tengo su atención con la palabra sensual, les cuento: decidí el año pasado, que tenía que iniciar a disfrutar para mí misma espacios y momentos que me ayudaran a consumir lo que gestiono.
Es decir, cuando uno trabaja por la cultura, es complicado a veces ir a nuestros propios eventos o a los que nos invitan, las exposiciones a veces no se disfrutan igual y cuando uno ayuda a que se presenten libros ni siquiera hay tiempo de leerlos.
Así que opté por escaparme y “esconderme” en la terraza de Starbucks para darme el tiempo con mis libros. Como la mayoría de las cosas que pasan por mi mente, no pude evitar mi naturaleza y comencé a pensar en el proyecto.
“No!” me dije a mí misma. “Basta de proyectos. Sé una mujer normal, lee tu libro, toma tu café y vete.” El chiste se cuenta solo. En la segunda mitad del 2016 el proyecto del Book Club Starbucks Cd. Obregón se expandirá a Hermosillo y lo que es peor, mínimo a cuatro sedes nacionales más, en donde hay personas interesadas en ser anfitriones del proyecto. Lo que pude rescatar de mi “No”, fue el que no haría este proyecto como he hecho todos los demás, lo haría relajado, fluyendo con los días y que solo incluiría a amigos y gente que me cayera bien para hacerlo.
El resultado ha sido el que mi mente visualizó. Por supuesto que no he sido yo sola. Alina Arteche ha sido una aliada sumamente importante, así como también quienes han sido la médula de la operación del proyecto, los anfitriones: Ana Ávila, Daniel Félix y Mayra Echeverría; Indiscutiblemente le pedí a José Manuel Ochoa, una persona a la que considero una de las más inteligentes y cultas que conozco que no daría un paso sin que él estuviera metido en el proyecto como asesor.
Pero todo esto, hubiera sido en vano sin el apoyo, entusiasmo y visión de la persona clave en este proyecto: Flor Peralta, la gerente de Starbucks Obregón, quien con su equipo barista ha logrado que el Book Club sea lo que es hoy en día y lo que llegará a ser. Fue Flor la que gestionó y presentó a los líderes nacionales la comunidad del Book Club.
Te estoy muy agradecida querida amiga, por la apertura, el empeño y tu confianza.
En su momento fui muy cuestionada sobre el por qué le ponía un nombre en inglés a este proyecto y me tacharon de que no respetaba la identidad nacional. Mi respuesta es: Marketing.
Starbucks, el anfitrión, tiene características en su marca y un consejo para los gestores culturales que hacen alianzas con iniciativas privadas, es que también tomen en consideración las necesidades, detalles y esencia de con quién realizan proyectos en colaboración.
Mi intención en aquel momento y en éste y en el futuro, es que el modelo del Book Club se replique no solo en México, si no en Estados Unidos y luego más allá de ser posible. Porque eso es lo que hacemos los gestores culturales: alucinar.
Ahora que les he contado mis malvados planes quiero que sepan que no he cobrado un cinco por esto. Ni yo, ni quienes estamos en el proyecto y agradezco a Starbucks Obregón, la inversión que ha hecho para impulsar este movimiento.
“Todo mundo se sienta, lee y toma café, Erika, no has descubierto el hilo negro.” Por supuesto que no hemos descubierto nada, si eso era lo que yo quería hacer, leer y tomar café nomás, pero como resulta que soy gestora cultural y no me puedo estar quieta, entonces ahí va una de metiche a mover cosas… algunas muy obvias para muchos, pero de eso se trata.
Por lo pronto, si alguien desea platicar más sobre el modelo del Book Club, estaré este sábado a las cinco de la tarde en Starbucks para el inicio de la cuarta temporada. Con gusto, platicamos, leemos y catamos café por cuenta de la casa. Un abrazo a todos. Besos.
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