La gente que es cercana a mí y que realmente me conoce, sabe, que es muy raro cuando salgo de casa a eventos o cenas que no sean de cosas relacionadas con mi trabajo. Casi siempre es algo en el teatro, alguna exposición, un brindis, una inauguración, una presentación de libro, etc. …y cuando llego a ir verdad, por que últimamente realmente no he podido ni siquiera ir a los que yo organizo. Así que ese viernes por la noche, fue una ocasión especial, no solo porque conocimos a una nueva amiga, Elvira, la esposa de nuestro querido Enrique, sino porque también recordé el porque uno tiene que darse el tiempo y los espacios para convivir con amigos, con personas con las que rías, recuerdes lindos momentos y te sientas en confianza.
Por eso, esta última vez que hemos estado en el hogar de Jannine y Octavio la he valorado tanto. Había tenido un día cansado, previo al estreno del xv aniversario de AZOS. Me fui tarde de la oficina y llegue a comprar la nieve que me encargaron del postre. Erik ya estaba puestísimo para ir con Octavio a jugar. Así que en cuanto llegamos ellos ya estaban conectados para sus asuntos.
Fue una cena linda, casera, (salvo por mi nieve que compré… espero algún día llevar un postre hecho por mí jajajajaj) con amigas y amigos con los que he compartido tiempo y espacio de mi vida, y aunque nos vemos casi cada año nada más, estoy segura que nos tenemos en nuestros corazones siempre y el tiempo no pasa cuando se trata de vernos y abrazarnos.
El bar de Octavio quedó genial. Tanto tenía que no iba con ellos que la última vez que lo ví estaba aún en proyecto construyéndose. Le quedó genial. Te quedó genial compadre! y bueno, yo no tomo, -tanto- jajajaja, ya en serio, realmente, lo más que he podido lograr es tomarme una botella de vino entre dos personas y tardo bastante. Jamás me he emborrachado y no lo digo con orgullo, simplemente así ha sido mi vida de aburrida jajajaja… así que solo tomé un sorbo muy pequeño de un Bacanora que fue primicia el abrirlo… mi comadre Maru que tiene un paladar exquisito nos fue describiendo el sabor y me dió una envidia, que dije: yo tengo que aprender a tomar mejor, esto no puede seguir así jajajaja.
No puede ser que a mis 35 años no pueda ni siquiera echarme un tequila en caballito. Me van a tener que ayudar.
Jannine como siempre es una hermosa anfitriona y el pay de pollo que hizo le quedó delicioso. Disfruté tanto esa cena, me reí tanto y sobre todo, pensé, al ver tan felices a Enrique y a Elvira en esta nueva etapa de sus vidas, que el amor tiene preparados para todos nosotros escenarios maravillosos que no se basan en nuestras decisiones, ya que siempre, el amor se abre camino aún cuando parezca que uno ha optado por otros destinos.
Esa noche, yo era la única soltera. Había tres parejas felices, enamoradas, las cuales me hicieron reflexionar a medianoche viéndolas… pensé sobre que uno es realmente afortunado cuando encuentra a alguien con quién compartir la vida y el futuro. Las decisiones que uno toma hacen el trayecto por supuesto, pero al final, el amor se encarga de lo que se tiene que encargar. Así que, al irme, me sentí afortunada también porque sé que la felicidad, en especial la de pareja, mostrada ante mí a través de 3 historias hermosas de éxito y verdadero compromiso, llega cuando el destino pone ante tí a la persona adecuada, en el tiempo y el espacio preparado. Por que esas cosas no pueden maquilarse ni prepararse, forzarse u obligarse. Esas cosas deben ser historias que se cruzan y se reconozcan mutuamente frente a frente. Así que salud, por el amor, los amigos y por supuesto, por nuestro Enrique y Elvira.
Los abrazo y los quiero.
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