Refracción es una columna sobre periodismo, cultura y atardeceres en Sonora, se publica todos los jueves en Proyecto Puente.

Al final las palabras son el camino más largo y el más corto para ser uno mismo.

-Saber Narrar.

Instituto Cervantes.

Eugenia Rico.

 

Dicen que uno debe tener siempre una libretita en donde apuntar. He intentado varias veces tener una. Siempre me sucede que arranco las hojas de tal manera que se queda casi inservible para notas, o hago anotaciones tan dispersas que ni yo misma entiendo cuando las leo, o simplemente olvido que la traigo conmigo y nunca anoto nada, y termino anotando en alguna servilleta o en un pedazo de papel que tomó de alguna parte.

Esto me frustra porque siempre he querido tener una libretita para mis apuntes.

Hoy, he estado pensando que tal vez tengo pánico escénico a la página en blanco. Y la razón por la cual no puedo lograr una relación normal con mis libretas es que me imponen las páginas en blanco. Por costumbre, por rutina, uno escribe garabatos y signos, pero, expresar algo concreto, algo que tenga que ver con conectar, implica un poco más de aventura.

El pasado 7 de junio se celebró el Día de la Libertad de Expresión en México, y pienso que además de enfocarnos en la palabra libertad, podemos reflexionar hoy sobre la expresión y la calidad de la misma. Creo que para las personas que tenemos cierta atracción hacia las letras o la generación de contenido en general, experimentamos siempre el efecto de la mirada perdida cuando estamos frente a nuestra primera y ultima pagina de algo que tiene que ser creado.

Tengo aquí a mi lado un libro muy bueno, se titula Saber Narrar, del Instituto Cervantes, bajo tres autores: Eugenia Rico, Juan Cruz y Javier Rodríguez. El Libro se divide en tres grandes partes: sobre saber narrar en literatura, periodismo y cine.

En la parte de Literatura, Eugenia cierra con un breve texto sobre ¨ La primera página (del resto de tu vida) ¨ de la cual deseo hablarles hoy. Pero, necesito transcribir. Porque realmente es muy bueno el texto. Aquí va:

La primera y la última página de un libro son las más importantes y las más difíciles. Abrir un libro es como entrar en un universo nuevo. 

Para escribir un solo verso es necesario haber visto muchas ciudades, hombres y cosas; hace falta conocer a los animales, hay que sentir como vuelan los pájaros y saber qué movimientos hacen las flores al abrirse por la mañana.

Es necesario poder pensar en caminos de regiones desconocidas, en encuentros inesperados, en despedidas que hacía tiempo no se veían llegar, en días de infancia cuyo misterio no está declarado aún, en los padres a los que se mortificaba cuando traían una alegría que no se comprendía (era una alegría hecha para otro); en enfermedades de infancia que comienzan tan singularmente, con tan profundas y graves transformaciones, en días pasados en habitaciones tranquilas y recogidas, en mañanas al borde del mar, en la mar misma, en mares, en noches de viaje que volaban muy alto y temblaban con todas las estrellas… 

 Y no es suficiente incluso saber pensar en todo esto. Es necesario recordar muchas noches de amor en las que ninguna se parece a otra, de gritos de parturientas y de leves, blancas, durmientes recién paridas, que se cierran.

Es necesario haber estado al lado de los moribundos, haber permanecido sentado junto a los muertos, en la habitación, con la ventana abierta y los ruidos que llegan a golpes. 

Y tampoco basta tener recuerdos. Es necesario saber olvidarlos cuando son muchos, y hay que tener la paciencia de esperar a que vuelvan. 

Cada minuto que has vivido, cada amor, cada traición, cada muerte están ahí en esa frase agazapada que quiere ser dicha. El mundo entero está esperando a que le digas. Todo lo que has vivido ha sido para decirla. 

Al escritor cada palabra le cuesta la vida entera pero también le justifica la vida entera. 

Y en algún lugar del teclado ya está escrita la frase más genial del mundo, aquella con la que comenzarás a ser escritor. 

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Crédito de imagen: Twin de Robert Ryman, 1966, MOMA. Tomado del blog The Book Studio

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