Han tenido alguna vez, algún proyecto entre manos tan fiel a ustedes que jamás los ha abandonado? …Aún que ustedes sí a él?
El Capuccino ha sido el más fiel de mis proyectos durante los últimos 8 años. Esta noche, después de casi una década, recibe un golpe de oxígeno al recibir una nueva imagen y energía desde que, en el 2009 buenos amigos, me ayudaron a darle forma.
Hace unos días, Giovanni Romeo me mandó estas fotos por inbox. Son del 2009. Del primer episodio que grabamos con DJ Haro y tuve de invitados al maestro Ricardo, el maestro Mateo, mi amiga Natalia Monroe y mi querido Jose Manuel. Adalberto Robles diseño la imagen y estuvieron siempre ahí apoyándome en todo lo que podían.
En el 2018 El Capuccino cumplirá una década de existencia en mi vida. Y me estoy preparando poco a poco para ver que es lo que yo tengo que ofrecerle a este proyecto que me ha entrenado y aceptado mis ensayos y errores sobre la comunicación cultural. Mientras yo caminaba, venía aquí y allá a hacer y deshacer, y hoy tengo más claro que nunca que es lo que deseo hacer con él: un laboratorio, un espacio donde las mujeres que como yo tengan una pasión por la comunicación vengan y lo intenten, que hagan lo que quieran hacer y que descubran si su instinto es el correcto, si las cosas como las piensan en su cabeza así son, o necesitan de amigas y colegas que se tomen un café con ellas y les digan cómo puede ser mejor el camino.
Esas chicas se están integrando poco a poco a este proyecto el cual no pretendo olvidar y tampoco obligar a que sea algo que no es. Muchas veces quise llevarlo a orillas que simplemente no le quedaban, no le encajaban y entonces yo me frustraba. Ahora entiendo que la disciplina es básica, pero mayor aún, escuchar la respiración de un proyecto.
Esta noche, después de 8 años, Rosalba Wong y Amaris Durán le cambiaron la piel a este proyecto tan valioso para mí, y les estoy muy agradecida. Después de un año de reflexión profunda tanto en mi mente como en mi vida personal, mis ojos ven de otra manera a este proyecto que nació de mi necesidad de expander mi voz, sin saber, que lo que realmente estaba yo estaba buscando era conectar y expander más voces.
En una noche de nostalgia, comparto fotos hermosas que me recuerdan como era yo hace 8 años, pero sobre todo, me hacen sentirme orgullosa de como soy el día de hoy.
A las chicas que integran esta nueva etapa de El Capuccino, gracias. A las que nunca se han ido, a las que van y vuelven y a las que vendrán. Las puertas están siempre abiertas aquí para que ensayen, para que experimenten, para que extiendan su voz.
Les abrazo a todxs.
Erika.
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