Nokta, hablemos de cultura es una columna cultural semanal y se publica todos los viernes en Tribuna Sonora, versión impresa: sección acentos; versión digital: sección opinión.
Bajo la curaduría de Abraham Villavicencio García, ¨Melancolía¨ descansa en el Museo Nacional de Arte de México integrada por obras de 80 artista de la plástica mexicana, con piezas inspiradas en el concepto, organizadas en cuatro núcleos temáticos: La pérdida del paraíso, la noche del alma, la sombra de la muerte y los hijos de Saturno. ¨Melancolía¨ se encuentra abierta al público hasta el 9 de julio.
Exquisitamente configurada, la exposición presenta una revisión de las diversas formas en que la melancolía ha sido representada en las artes, de especial manera en la producción plástica en México de finales del siglo XVI y principios del XXI. Con piezas de artistas novohispanos, modernos y contemporáneos, el hilo conductor se basa en los temas del pecado, la culpa, el duelo, el desamor, la muerte, la espiritualidad, la creación y la magia.
Tuve la oportunidad de visitarla hace un mes. Malamente nunca he sido fan de dedicar tiempo a leer los textos de salas, y digo malamente porque ahí se concentra la esencia de la intención de las muestras, casi siempre dejo que la sala me guíe e intento dejarme llevar por la intención museográfica, pero esta vez si me detuve a leer. La cosa decía así: Etimológicamente, melancolía significa ¨bilis negra¨, uno de los cuatro fluidos que constituían la fisiología humana, según las teorías grecolatinas de los humores y temperamentos. Luego, en el pasadizo para entrar a la exposición decía: ¨Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que quién la padece no encuentro gusto ni diversión en nada.
¨Melancolía¨ ofrece varias experiencias para los sentidos, desde lo lúdico, el cine, la poesía y la música. En lo personal, me quedé bastantes minutos sentada en el área de literatura, donde podías sentarte y escuchar poesía mientras leías las frases escritas en la pared, protegida por una cortina que daba una sensación de privacidad interesante.
Precisamente ayer, puse en mi cuenta de Twitter que me sentía melancólica, pensativa, un poco con el ánimo bajo. Tal vez cansancio, tal vez frustración, depresión, hormonas… un poco de todo. La realidad es que desde hace un mes, me encuentro en un proceso de reestructuración interna personal, meditando sobre la vida, el amor, la familia, el dinero, las amistades, los viajes, la felicidad, la salud… A veces veo la gente que lee las cartas en Youtube… y escucho. Solo por curiosidad. Hasta cierto punto, la certidumbre de que alguien te diga lo que está sucediendo o lo que va a suceder reduce un poco la ansiedad… o la aumenta. Esta semana me he preguntado todos los días si las decisiones que uno toma son las correctas y si los aciertos o los errores valen la pena la melancolía… o más aún, si podemos de verdad decir que la cosa no depende de nosotros, o para los que les gusta fingir positivismo: que uno puede dominar sus estados de felicidades. Eso no es del todo cierto. Nadie puede dominar y controlar nada. La melancolía entra por los poros y te desarma. Te encuentra de frente y te reta. Y a veces, uno solamente puede rendirse y dejarse llevar por lo que se atraviesa en nuestras vidas. El pecado, la culpa, el duelo, el desamor, la muerte, la espiritualidad, la creación, la magia.
Entre los poemas que escuche en el MUNAL en la exposición, está este:
Oscuras, gigantescas mariposas negras mataron el brillo del sol. Como el libro sellado de un hechicero, el horizonte duerme en silencio.
Desde la profundidad perdida, los vapores traen consigo su aroma matando los recuerdos. Oscuras, gigantescas mariposas negras mataron el brillo del sol.
Y del cielo hacia la tierra, bajan oscilando pesadamente, invisibles monstruos al corazón de los hombres . . .
Oscuras, gigantescas mariposas negras
Albert Giraud, En la noche.
Les deseo un buen fin de semana. Un abrazo. Ánimo.
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