Yo cumplo años en diciembre. Y siempre, siempre antes de cada cumpleaños, yo tenía un ritual: buscaba mi horóscopo para burlarme de él. Nunca fui fan de las predicciones astrales. Los personajes que promovían ese producto me parecían una mala, muy mala construcción escénica de algo que se usaba para engañar a la gente.
El año pasado, pasaron dos cosas paralelas: la primera es que me reencontré con una gran, gran amiga, que también es Sagitario. Y cuando nos vimos para el café, me contó su larga y agotadora faena por la que había atravesado en estos últimos años. Y yo le conté que me había ido igual. Ella tiene un sentido del humor que amo, la admiro mucho y siempre encuentra algo a lo cual enganchar todo el script porque claro, ella es una excelente estratega de marketing. El punto es que me dijo: “Es que tuvimos a Saturno en Sagitario durante estos tres años amiga”. Y yo la verdad estaba tan sedienta de encontrar una lógica a este último trienio que le compré la idea. Me lo haya dicho en broma o en serio.
Llegó la semana de mi cumpleaños y busqué mi horóscopo para iniciar mi ritual de burla. Encontré una cuenta llamada “Mía Astral” con un excelente manejo de redes, padrísimo portafolio visual y lo mejor: una interpretación del asunto con el título: “energía disponible”. Entré y busqué mi horóscopo y lo menos que hice fue burlarme. Llené cuadernos de mi puño y letra como no lo hacía desde la secundaria apuntando y apuntando todo lo referente a lo que está mujer ofrecía. Le estaba comprando todo. Tener una justificación sobre cosas que habían ocurrido en mi vida en los últimos 8, 15, 20, 37 años me llenó de oxígeno y tranquilidad. La mujer me estaba dando fechas, y yo, como obsesiva que soy, inicié a descubrir mi mapa personal de acontecimientos.
Lo que más me enganchó a esta chava, es que es una persona que integra Kabbalah, coaching, medicina alternativa, psicología, emprendimiento y maneja un efectivo plan de marketing con un target perfectamente bien definido, así como un uso de redes al punto. Es una chica que ha construido una marca a la vista de todos, que tiene visible su historia de proyecto y te va contando a la par de su tema, su aventura personal y te hace parte de su propia relación con la astrología.
Pasé dos días seguidos (y los que le siguieron) sin parar de escribir en mis cuadernos, me acabé la tinta de las plumas (Jamás jugaría a mentir con eso) y me volvía loca intentando comprender mi carta astral. Cada vez que comprendía un elemento me sentaba y respiraba y me decía a mi misma: “claro, claro, esto es”. Y Entonces, me suscribí a su página por $30.00 dólares mensuales.
Todas las mañanas, lo primero que hacía al levantarme y mientras me bañaba, desayunaba, me maquillaba y hasta que tenía que salir de casa, escuchaba el contenido diario. Era como llevar una agenda-novela que me llenaba de curiosidad e interés.
He llegado a conocerme, y una de las cosas que he aceptado es que me excita de sobre manera hacer agenda, planear fechas y construir la vida por paquetes de tiempos. Para algunos estará mal, para algunos bien, pero esa es mi realidad. Me gusta saber por dónde voy a caminar, y recientemente, con muchos ejercicios y mucho esfuerzo, he aprendido a fluir mejor y dejar que las cosas se configuren solas, pero solo un poquito porque luego me entra mi síndrome manipulador y empiezo a hacer que las cosas sucedan. Ya tengo mis mecanismos para soltar, no se preocupen, tengo esa debilidad controlada.
Cuando esta mujer habla y dice: “Les voy a decir la energía disponible, ustedes sabrán si lo toman o no, tu decides si con el clima astrológico que hay decides dar el paso o esperar” hagan de cuenta que me estaban dando en el mero talón de Aquiles. Yo contestaba como loca al audio: “¡Si!, ¡dime que hay, yo elijo, yo elijo, pero dime cuales son las opciones!”. Me ponía como si me hubieran dicho que había encontrado el GPS de la vida misma.
Y entonces pasó lo creo ha sido lo más maravilloso que me ha pasado en relación a esta experiencia: cuando terminé de decodificar lo que decían los astros para mi signo solar, combinado con mi ascendente, estos marcaban exactamente (pero cuando digo exactamente, es con fechas y todo) sobre lo que yo iba a hacer en la primera mitad del año, y lo que iba a pasar en la segunda y que yo elegí abandonar. Yo, por mi propio pie renuncié a ello. Me impresioné mucho. Me senté en mi cama e intenté llorar, pero no pude, más bien, me dio una taquicardia de esas que le dan a uno cuando se asusta. Me dije a mi misma: “es que eso iba a pasar, esa energía, esos acontecimientos estaban disponibles para mí”… y luego me inundó una alegría que nunca había experimentado y en mi oído escuché claramente las palabras: “libre albedrío”.
Por lo general, uno busca la astrología para tener un mapa que ayude a seguir un camino que nos dé el resultado que queremos. En mi caso, encontré el mapa que guió hacia un crecimiento personal sobre mis decisiones. Si, todo eso que me mostraron las estrellas estuvo y está aún ahí para ser elegido por mi, pero en este camino, en esta vida, en esta familia, en esta aventura, en esta mente y corazón mío arden un sin fin de fuegos que me llevan a valorar diferentes brújulas.
Ahora, gracias a la astrología, todas las mañanas, todas las tardes, todas la noches cuando me pregunto que es lo que sigue o cual es el camino correcto, cierro mis ojos y escucho mi voz interior, esa que proviene de lo que mi piel recibe, de mis alimentos, de mi descanso, de lo que amo, de mis responsabilidades, de mis ambiciones, de mis aspiraciones, de mi paz, de mi conexión mente-cuerpo-alma y le pregunto: “Dime por dónde y cómo”.
Por supuesto, nunca estorba hacerle caso a las fases de la luna y saber si un planeta que ha estado 85 años en un punto en el universo se va a mover. Una buena estratega siempre toma en cuenta todos los factores. Sextiles, cuadraturas, retrógrados… para algo nos tiene que servir esa información. Ahora ya no me estresa saber cuál es el futuro, porque la carga y responsabilidad de construir tu propia realidad ya es bastante demandante de por sí. Ahora más bien, me gusta ser parte de un ma audiencia que es fan de algo, para encontrar un sentido de seguimiento y pertenencia sobre cosas tan complejas como el tomar una decisión.
Les deseo toda la suerte. Ánimo.
Fotos del espacio: NASA.
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