“If you´re brave enough to leave behind everything familiar and comforting, wich can be anything from your house to bitter, old resentments, and set out on a truth seeking journey either externally or internally, and if you are truly willing to regard everything that happens to you on that journey as a clue, and if you accept everyone you meet along the way as a teacher, and if you are prepared most of all to face and forgive some very difficult realities about yourself, then the truth will not be withheld from you.”

-Elizabeth Gilbert. Eat, pray and love. 

En este momento, aquí y ahora, mientras tomamos café juntas, les agradezco a todas ustedes por estar aquí. Y si tienen tiempo, ahorita o después, les escribo inspirada en la película “Eat, pray and love” una película cursi y romántica y que me encanta. El libro que inspiró esa peli me acompañó durante transiciones muy importantes de mi vida. 

I

Eat

Será la edad, serán los sustos, será que el ciclo de la vida es tan exacto que también abre nuestro entendimiento en los momentos justos. A mis 38 años, recién comprendí por fin después de muchos simulacros que el cuerpo es una máquina perfecta y que los problemas se benefician cuando nos negamos a escucharlo. Comprendí que un proceso de sanación no inicia por querer verse bien (ningún problema con eso, de hecho la vanidad en sus varias manifestaciones es uno de mis pasatiempos más queridos) sino más bien, inicia desde la reconstrucción interna. 

Comprendí que la forma de alimentarse de forma tangible, sigue la misma ruta que la teoría de la nutrición espiritual. Siempre se puede elegir qué cosas van a entrar a nuestro cuerpo y de qué forma. Todos lo días puedes elegir comer mejor y tratar de identificar si es que tienes hambre o realmente es sed, si estás comiendo como una muletilla para no quedarte dormida, por nervios, por estrés o bien, por intentar recompensarte por otra cosa que hace falta en tu rutina, o decidir comer cualquier cosa por falta de tiempo, por cansancio o simplemente porque se nos da la gana. Todo esto que digo lo digo por mí. Porque en mi faena de volver a reconocerme frente a un espejo, comprendí que lo que de verdad importa es qué tan sanas estén mis células, y que resolviendo la esencia, todo lo demás se acomoda. 

De igual forma, uno elige qué pensamientos consumir y qué narrativa decirse a sí misma todos los días. Amo la comida, encuentro gran placer en ella, y estoy aprendiendo que el placer, también requiere equilibrio. 

El cuerpo se defiende de todo aquello que no debería entrar o lo que entra de más por programación automática sobre todo lo que puede hacernos daño. Las células de nuestro cuerpo no solo guardan información para vivir, guardan sabiduría y mecanismos precisos de autosanación, si es que paramos un momento y nos escuchamos a nosotros mismos. Uno se va haciendo más vieja (ningún problema con ello tampoco, al contrario, deberíamos honrar este proceso) y el problema no es que no nos veamos como cuando teníamos 16, el problema es que no nos reconozcamos frente al espejo. 

Nunca es tarde para recuperarse a sí misma… con calma, sin prisa y aceptando que todo cambia.  Lo único que permanece es la salud de tus células, las cuáles se encargan de que la cosa vayan en orden. Confía que tu cuerpo tiene la respuesta. Escúchalo. Alimentarse también es un acto de amor. 

II

Pray

Las crisis de fe son amargas. Sobre todo las crisis de fe en uno mismo. Tomé un proceso de terapia durante tres años ininterrumpidos del cual estoy sumamente orgullosa. Para nada es un proceso mágico, más bien se necesita mucha valentía para enfrentarse con nuestra sombra. Mi espiritualidad la traduje como una especie de fidelidad a mi misma: cada martes iba religiosamente al consultorio de mi terapeuta y cada semana hacía los ejercicios que debía hacer. Había sesiones en las que salía flotando ligera y otras en las que no sabía ni por dónde me habían dado así como si me hubiera bajado de la montaña rusa. 

Cuando logré hablarme a mi misma  de nuevo sin filtros ni voces de otros, pude conectarme otra vez a la energía creadora. Esa ya estaba ahí desde siempre, pero yo jugaba el papel de la muy ocupada lamentándome de todo lo que no me hacía feliz en mi vida. Guardar silencio un año alejada de las redes sociales me permitió tener un reencuentro con mi mente e identificar mi propia voz, en medio de todas las voces.

Después descubrí a una astróloga que había dejado la abogacía para emprender su proyecto etéreo y la escuché decir que tomar responsabilidad es el acto más espiritual que existe. Y entonces regresé la mirada a lo que había hecho tres años atrás: aprendí a identificar qué me dolía, me perdoné y perdoné a todo, aprendí que estar enojada no era ningún pecado y que estaba bien ser egoísta de vez en cuando, descubrí lo que significa solo necesitar lo suficiente y sobre todo, experimenté (después de mucho trabajo) la oportunidad de darme cuenta de lo que implica merecer. 

Ahora comprendo la espiritualidad como un reflejo de lo que hay en mi mente, porque el alma ahí está, pero es la mente la que dirige el barco y es en ella en dónde se debe trabajar la paz, porque es en la mente dónde suceden las guerras. 

III

Love

“Lo que está disponible para ti, es del tamaño y medida de lo que estés dispuesta a dejar ir.” Esa frase duró pegada en un post-it en el gafete que colgaba de mi torre Eiffel miniatura en mi escritorio de trabajo durante 1 año. Lo quería todo, así que lo aposté todo. Comprendí que el amor te lo ofrece todo, pero para recibirlo, hay que darlo todo. Por que así funciona. Julia Roberts decía al final de la película que había dejado ir al amor porque no le permitía mantener su equilibrio, a lo que el sabio le contestó: “A veces, perder el equilibrio por amor es parte de una vida en balance.” Las relaciones no son perfectas, porque somos imperfectos, pero dentro de esa imperfección, se nos ha regalado el amor como brújula y norte. El amor es la razón, el horizonte y las respuestas.  

& Houston.

Dicen que cada 19 años, el cielo se acomoda de nuevo (en ciertos puntos matemáticos) como cuando estaba en la configuración inicial del momento de nuestro nacimiento y cuando eso sucede, la vida nos sacude tan fuerte como lejos estemos de nuestro propósito de vida. La siguiente parte de mi destino está en Houston, así que cruzar caminos y descubrir nuevos senderos es parte de mi viaje ahora…“dónde tu vayas yo iré, y dónde tu vivas yo viviré.” Mi hogar está dónde está la otra mitad de mi alma y he decidido ir hacia dónde sea que esté. La distancia está solo en nuestra mente… la tierra, el cielo y los mares son nuestra casa y todos pertenecemos al tiempo, así que vivamos lo que el tiempo tiene para cada uno de nosotros. Cuando el amor te llame, responde y ofrécelo todo, apuéstalo todo, sin miedo, porque el amor mismo proveerá lo necesario y lo suficiente, en la justa medida que estés dispuesta a ser sincera con lo que sientes.

Nos vemos pronto… las quiero.

Attraversiamo.

Let´s cross over.

Crucemos.

Erika Tamaura Sin categoría

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