El verano pasado visitamos Nueva York y visitamos el lugar donde se encontraban las torres gemelas.
Es bastante impresionante.
Recuerdo perfectamente la mañana que escuché las noticias. Yo me acababa de levantar, estaba arreglando mis cosas para salir a la escuela, iba a la cocina para desayunar cuando pasé por el cuarto de mi mamá y escuché la televisión. Me senté en la cama con ella a observar, y luego sucedió el impactó el segundo avión. Ni ella ni yo hablábamos. Solo recuerdo que ella estaba murmurando algo como un rezo. Así como cuando ora entre dientes para que no la escuchen.
Al estar frente a las instalaciones de agua, me puso un momento de rodillas para meter mi collar a la fuente. Tenía algunos meses que había iniciado un proceso de oraciones, lunas y agua con ese collar. Como si fuera un amuleto. Nunca supe si lo fue, pero me gusta creer que si… así que me pareció adecuado realizar un pequeño momento de ritual en ese lugar. El collar ya no lo tengo conmigo, lo dejé colgado en la cabecera de mi cama en mi cuarto, en mi ciudad. Una vez una curandera Yaqui me dijo que si ponía una piedra en mi cabecera con un vaso de agua ella iba a poder verme y sanar lo que hubiera que sanar. Así que bueno, yo dejé un collar en mi casa, en mi cama, con mi madre, y en las noches oro por nosotras, por ellos, por todos, por el amor, por la tolerancia, por la salud, porque el odio y lo malo que coexiste en en cada uno de nosotros encuentro un remanso de paz en nuestro corazón y nuestra mente, porque es ahí dónde existe todo lo que hay. Y lo que hay es todo lo que existe.
Mis respetos a todas las familias y personas que llevan el recuerdo de un día como hoy en su vida, que sepan que también lo llevamos todos nosotros con ustedes.
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