Hace poco, mi amiga Anabel, ella, la activista, la que anda invirtiendo su tiempo y energía de manera incansable en causas sociales y políticas por empoderar a la mujer, me invitó a un evento dentro del marco de festejos de los 60 años del voto de la mujer en México. Fuí. Al principio, confieso que me prepare para una mañana llena de palabras y clichés como por lo general sucede con estos temas: que si somos feministas, que si estamos rezagadas, que si no nos valoran, etc, etc, etc.

No sé como empezar a decirles todas las emociones que tuve en esa mañana, en un cuarto llena de mujeres, a algunas las reconocía, y a otras las conocía por primera vez. Pero ahí estabamos, todas. Debo decirles que antes que nada, un atractivo que me hizo decidir ir esa mañana, fue el conocer por primera vez la Casa de Cultura Jurídica de Cajeme, por la cual paso todas las mañanas y las noches, y siempre me llamaba la atención.

Después de un video introductorio, una poeta nos compartió su voz, y para presentarla leyeron su curriculum, en el cual, esta mujer, además de su vida laboral y académica, incluyó los años que fué ama de casa, a cada uno de sus hijos y subrayaron su separación conyugal, cosa que me llamó muchísimo la atención y pensé, “por supuesto, si de eso se trata la vida, como es posible que haya CV´s tan fríos.” El de ella me encantó.

Lo ultimo que alcancé a a escuchar, fué la conferencia por parte de Lic. Gabriela Ulloa Ponce de León, Directora de la Casa Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en Cajeme, quién presentó partes importantes del Programa de equidad de Género en la SCJN. Y entonces, empezaron como hologramas en mi cabeza, rostros de mujeres en las cifras y conceptos que Gabriela mencionaba.

“La verdadera paridad no solo se trata del 50 y 50%, sino de obtener igualdad en 3 elementos básicos: la educación, política y vida doméstica. Juzgar desde una perspectiva de género es buscar el equilibrio en el que ninguna de las partes de beneficie de manera injusta en perjuicio del otro. La palabra género, Es la categoría de análisis que permite visibilizar la asignación social diferenciada de roles y tareas en virtud del sexo; revela las diferencias en oportunidades y derechos que siguen a esta asignación; evidencia las relaciones de poder originadas en estas diferencias; y pregunta por los impactos diferenciados de las leyes y políticas públicas basadas en estas asignaciones, diferencias y relaciones de poder.”

Los “techos de cristal” refieren al conjunto de normas no escritas, provenientes de la cultura, que dificultan o impiden a las mujeres acceder a puestos de decisión, tanto en el ámbito público como en el privado. Se les denomina “de cristal” porque son, hasta cierto punto, invisibles, al no provenir de una ley o política expresa.

Cuando salí de ahí, me dí cuenta de la suerte con la que he contado en mis 32 años de vida, más sin embargo, también dejé la sala sintiéndome muy enojada y sensible por todas aquellas que sufren y han sufrido el peso de una vida impuesta por hombres a los que se les olvida que han nacido de nuestros propios úteros.

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