Refracción es una columna sobre cultura y atardeceres en Sonora. Se publica todos los jueves en Proyecto Puente.

“Diferentes rasgos son heredados independientemente unos de otros, no existe relación entre ellos, por lo tanto el patrón de herencia de un rasgo no afectará al patrón de herencia de otro. Solo se cumple en aquellos genes que no están ligados o que están en regiones muy separadas del mismo cromosoma. En este caso la descendencia sigue las proporciones.”

  Ley de la independencia de los caracteres hereditarios de Mendel.

 David ha elegido la honestidad… creo que es un hombre valiente. “Bleu” es todo menos un proyecto improvisado. Tras años de investigación personal y familiar, David Barrón ofrece al espectador a través de su obra, una experiencia sincera y profundamente conmovedora.

La mística de esta pieza convoca al público a dimensiones que no todos estamos dispuestos a experimentar. Desde su aparente “sencilla” ejecución, la propuesta de David nos abraza desde que su sombra aparece en escena.

En alguna ocasión cené con él y conversamos y nos platicaba sobre el proyecto.

– “Tiene que ver con mi abuela”, nos dijo. Desde ese momento, esperé pacientemente para poder ver la pieza.

Probablemente habrán pasado seis años al menos desde esa cena, hasta este pasado lunes cuando pude presenciarla.

Elegí la segunda fila al extremo derecho. Era un teatro como para menos de cien personas. Los movimientos de David dibujaban una ruta hacia el pasado, hacia su memoria y hacia su intimidad. Frente a mí no había nadie. Me apoyé en la butaca vacía y descansé un poco el cuerpo y la espalda mientras intentaba que nada me distrajera de cada fraseo. La presencia escénica de David es imponente, por un momento olvidé que estaba presenciando alguna especie de danza… sentí que estaba conversando con lo más profundo de aquél cuerpo que tomaba su pasado y lo traía al aquí y al ahora.

“Bleu, nostalgia heredada” no necesita recitar la interminable trayectoria de David Barrón y todo lo que él ha hecho por la danza en Sonora y en México. “Bleu” tiene vida propia y emerge a la invocación de su creador desde formas nuevas y me atrevo a asegurar que de manera diferente en cada ocasión. Sin saberlo ni haberlo preguntado, creo que “Bleu” representa más que una pieza coreográfica, un proceso de sanación a través del oxígeno que sucede entre las piezas del piano y los silencios que se llenan de imágenes por el cuerpo de David.

Cualquiera que sea la verdad que David haya encontrado en “Bleu”, es una de las más honestas que he visto en un escenario para la danza. Bravo maestro David. Bravo.

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David Barrón conversa con los asistentes en la Casa de la Cultura de Cajeme, al finalizar la obra.

 

 

 

 

https://vimeo.com/channels/cuerpoaldescubierto/205988216


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