“Una de las ironías de la vida es que las mujeres podamos responder con tanta compasión y comprensión a la vida de otros y permanecer ciegas a (y por) el dolor en nuestra propia vida.” 
Muchas veces me había topado con el libro. “No lo necesito y ni se me antoja leerlo” me dije en cada ocasión que lo volvía a colocar en la mesa o estante del cual lo sacaba. Me iba de ahí sin peso alguno. 
Hoy, corrí a buscar algún libro de Saramago, quién siempre me habla con esa cruda y romántica honestidad con la que ocupo que me digan las cosas, y lo primero que vi, enfrente de mí, fue este libro, al que tanto le había hecho el fuchi. 
Sin pensarlo, lo tomé y lo abrace como si me lo fuesen a arrebatar y troté hacia la caja, no me importaba que alguien viera el título, lo que quería era sentir que iniciaba a leer la primer página. 
Le arranqué el plástico y la etiqueta como si fuera una niña de 6 años abriendo un regalo en navidad… Bueno no, más bien como si se tratara de una paracetamol. 
Me senté a leer el prólogo en mi carro. 
-“Lo leeré con mi café” me dije. Y lo miraba de reojo en el asiento del copiloto. Lo tomaba en cada alto y leía una frase. 
Como hago siempre con los libros que llegan a mis manos, antes de iniciar a leerlo, me fui directo al final. Sonreí aliviada. “No es el dolor lo que nos retiene. Es el miedo, el miedo a lo desconocido.” 
Maravilloso, ahí estaba de nuevo, mi viejo y testarudo amigo: el miedo. He intentado tanto vencerlo, que caigo a la lona desgastada y derrotada… Pero, esta vez es diferente, esta vez estoy dispuesta a verlo de frente y tener breakfast, lunch & dinner diariamente con él, a darle de beber de mi café y compartir mis galletas. Esta vez, es diferente. 
Leeré página por página, aunque esté tentada a pensar que no vale la pena seguir leyendo. Al fin y al cabo, la negación es el medio natural de autoprotección. 
Para todas aquellas mujeres que le han sacado la vuelta a este libro, tarde o temprano, sin que lo busquen, se toparán con él y será inevitable hacerse la pregunta: es posible amar demasiado?
No sabía como definir las cosas que traía en mi cabeza, y dí con esta frase que la apunté en mi separador de libro: 
“Una mujer sacrificará mil veces la vida por alguien a quien ama, y se enemistará para siempre con él por una cuestión de orgullo. Se trata de honor.” 
-Stendhal. 
 

Erika Tamaura Cultura

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