Últimamente el café no me sabe tan bien… no sé si les ha pasado. Suena Ben Harper. Se los recomiendo cuando anden así medio dispersos.
http://youtu.be/XF16d-wwp6M
Siria, Cianuro, Freddy Mercury, el Morelia Film Fest, El Encuentro Internacional de Televisión Pública en México, Fotoseptiembre… hoy me disculpo por que ando un tanto dispersa para abordar cualquiera de esos temas.

Siempre les escribo esta columna con un tono muy positivo, o medio nostálgica, con carácter informativo o de debate, a veces muy enojada o irónica. Hoy estoy dispersa. Muy dispersa.

De esas veces que dices: ¿Voy? ¿O Vengo? ¿Ya se acabó? ¿O va empezando?… lo cierto es que esto de pelear con el calor se ha llevado mi energía y con ella mi sentido racional… y luego le echaré la culpa al frío, y así sucesivamente, hasta que termine de convencerme a mí y a ustedes que el mundo y sus circunstancias nos dan la condición de “dispersos”, y que de ninguna manera es cosa de uno, ¡imagínese! Qué compromiso sería ese de que uno mismo tenga el poder de cambiar su estado de ánimo o situación personal. Dios nos libre de tener esa responsabilidad sobre nosotros.

Mejor echémosle la culpa al mundo. Sí, eso se siente mejor, con mucho menos compromiso.

Pero déjeme acordarme de que era de lo que yo quería platicarle hoy… ahorita me acuerdo, un segundo… no. De plano lo olvidé. Esto de no estar disfrutando el café no es nada bueno para mi memoria. Mejor improvisemos, ¿le parece bien?

Bueno, me conseguí dos nuevos libros, ese, el de las mujeres que aman demasiado (sí, eso dije) y uno muy mono de bolsillo de mi eterno Saramago: “El viaje del elefante”, y como tengo la mala manía de que, libro que llega a mis manos, libro que abro en la página del fin, pues le puedo decir sin que lleve un cuarto de libro leído, que el elefante, se muere.

Le cuento otra cosa, ¿se acuerda que le dije que estoy llevando un curso de relaciones culturales internacionales, con maestros muy importantes y toda la cosa? Me saqué siete en mis dos últimas tareas, siete. No me sacaba tan malas calificaciones desde mi clase de matemáticas en la preparatoria, bueno, y en las de química y física, y en las de contabilidad y finanzas de la carrera, y ahora que recuerdo también en la de algoritmos y programación de sistemas (si, en algún momento cometí el error de creer que no importaba la carrera que estudiaras, y elegí administración de sistemas, pero eso ya está en mi pasado y en un cajón oscuro como episodio de mi vida, así también como cuando creí que debía estudiar derecho y ser abogada, imagínese…) el punto es que, hace mucho que no me sacaba tan malas calificaciones. Menos cuando es algo que me apasiona y realmente me interesa. Siete. Chale.

¿Le dije también que últimamente me he peleado mucho con mi mamá? Bueno, eso siempre, pero estos días más. Soy muy orgullosa para decírselo de frente como digna astilla de tal… así que se lo digo por aquí: perdón mamá.

Y usted, ¿le ha gritado a alguien últimamente? Eso no se siente nada bien. ¿Qué libros tiene con usted? ¿Qué está estudiando? ¿Se siente disperso (a)? ¿Qué música escucha? ¿Cómo le sabe su café?… el elefante del libro de Saramago muere. Todos vamos hacia allá.

Le pido una oración a quien usted desee extenderla por los enfermos. Por aquellos quienes están luchando contra una enfermedad y quienes luchan con ellos a su lado, si usted cuenta con uno de los tesoros más cotizados del mercado que es la salud, o en su defecto, otro más elevado en la bolsa de valores que es la voluntad, entonces, mi estimado amigo y amiga, la última página aún no se ha escrito. Ánimo.

Usted puede hacer lo que desee con esta columna, yo soy afortunada porque desde que la inicio a teclear, siento que ya estoy platicando con ustedes, y a veces, uno, solo necesita que la escuchen. Gracias por leer. Disfrute el fin de semana. Besos, muchos.

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