Refracción es una columna sobre periodismo, cultura y atardeceres en Sonora, se publica todos los jueves en Proyecto Puente.
“Somos lo que pensamos, todo lo que somos se levanta con nuestros pensamientos. Con ellos, creamos el mundo.”
-Buda.
Foto de portada: El Refugio, Querétaro.
No puedo dejar de pensar en la introducción del episodio Drama Queens de Sex and The City. Cuando Carry se levanta por las madrugadas con un fuerte golpe de susto en repetidas ocasiones y se da cuenta que el problema es que toda su vida está en orden y paz. Cosa a la que ella no está acostumbrada. Y todo el episodio se basa en pensar sobre si necesitamos tener drama en nuestras vidas para ser felices.
Literalmente, este lunes pasado, me empezaron a sudar las manos, mis brazos me hormigueaban, me dolía la cabeza y sentía que tenía taquicardias. Había llegado el viernes a Querétaro, a mis vacaciones. El hogar de mi comadre Gris es un lugar sin ruidos, lleno de amor y de paz. Pasaron tres días y yo no podía con tanta tranquilidad. Necesitaba mi agenda, mis deadlines, mis correos electrónicos pidiéndome resolver algo del trabajo con carácter urgente, necesitaba andar corriendo de un lado a otro con mi aguda necesidad de controlar la cosas. Me estaba volviendo loca con tanta paz.
Griselda tuvo que enfrentarme y decirme que existe la vida sin estrés, que la calma es un derecho y que si no iba a poder manejar la tranquilidad de las vacaciones que esto no iba a funcionar. Entonces, exploté y lloré porque no era posible que mi cuerpo y mi mente estuvieran tan comprometidos a un estilo de vida que necesitara el drama para estar en supuesto balance. Lloré por eso y por que este fin de semana no ha sido nada sencillo.
En la serie de la que les hablo, la protagonista, Carry, genera el contenido de la historia alrededor de lo que le sucede por un hombre: Mr. Big. Mi intención de esta columna no es hablarles de relaciones de pareja, pero el ejemplo me funciona perfecto para tocar el punto sobre el drama y el estrés. En el episodio, ella está feliz y contenta con su nueva pareja, Aidan, un hombre perfecto. Perfecto. Pero al parecer, hay mujeres a las que la paz y la tranquilidad no nos deja vivir agusto y necesitamos aferrarnos a nuestra obsesión con Mr. Big. Con todo lo contrastante que esto puede parecer, estoy segura que allá afuera hay más de dos como yo que están batallando para relajarse en estas vacaciones.
El dilema de lo predecible:
A veces uno ocupa amigas que le ofrezcan refugio para poder desintoxicarse del vértigo que uno misma se construye en la rutina de los días, pensando que si no hay drama, no podemos estar en balance. Que curioso, precisamente yo venía a descansar y a equilibrarme, y ayer fue la primera noche que dormí. Tenía tres días sin poder controlar mi sueño.
Pienso que ciertas personas nos hemos convertido adictas al drama y a todo lo que eso implica. Les escribo desde una almohada, con una taza de té verde con mango, esperando mi salida para ir a desayunar a Celaya. Estas vacaciones, sugiero que repensemos nuestro estilo de vida, y que en ningún caso se justifica que nos saboteemos a nosotros mismos. Bajemos el ritmo y comprendamos que, el drama es necesario, pero que uno puede decidir cuando usarlo y cuando no.
Las lecciones que estoy reaprendiendo en estas vacaciones son maravillosas. Y al estilo de novela rosa, precisamente el lugar donde vive mi comadre Gris, se llama: el Refugio. Les deseo suerte con su drama. Relajémonos.
El episodio completo que les platiqué aquí en HBO.
https://vine.co/v/5ZJaZm3Q9zv
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