Nokta es una columna cultural semanal y se publica en Tribuna Sonora, versión impresa: en la sección Acentos; versión digital: sección Opinión. 

¨El típo de crítica en que creo no es el de la crítica artística o puramente estética, sino en aquella que promueva un nuevo humanismo. Creo en la validez de la crítica en cuanto contribuya a unir arte y vida. Creo que una actitud pasiva y no comprometida retarda el cambio social.

Creo que es deber del intelectual tratar de modificiar el –panorama ideológico- de su época. Creo que, como en todos los tiempos, al intelectual se le presentala la opción de escoger entre ser colaborador silencioso del statu quo o lanzarse a la lucha que propicie un cambio. 

No puedo dejar, por otra parte, de soñar mi utopía: que tratemos entre todos de poner el arte y las tareas de la crítica al servicio de aquellos que, hasta ahora, no han tenido la oportunidad de gozar ni de crear las grandes concepciones estéticas del espíritu humano, pero que las han hecho posibles con su esfuerzo. Que en un futuro no se hable de la cultura como patrimonio de los intelectuales y la élite de los afortunados, sino de la cultura de todos los hombres.¨  

Estos, son fragmentos finales del texto ¨La academia de artes. Su función presente¨ de Ida Rodríguez Prampolini, publicado en la ¨Revista Universidad¨ de la Universidad Autonóma de México (UNAM) en febrero de 1975. Este texto, fui tuiteado ayer, por la cuenta de la revista lamentando el fallecimiento de la Doctora en Letras con especialidad en Historia, investigadora emérita miembro del Sistema Nacional de Investigadores y crítica de arte, miembro del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Autonóma de México (UNAM ) desde 1957; miembro del jurado de la IX Bienal de Sao Paulo, Brasil en 1967 y Presidenta del jurado dela II Bienal de la Habana, Cuba. Premio Nacional de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía en 2001. Honoris causa por la Universidad Veracruzana en 2003 y Fundadora del Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) en 1987.

Dicen que estaba lloviendo en Veracruz, que ella estaba internada en el hospital de la Beneficiencia Española por enfermedad en sus pulmones. Tenía 91 años y su familia estaba con ella cuando falleció ayer. 

Quiero centrar la reflexión de hoy en las palabras de Ida con las que tomo el título e inicio de esta columna en lo referente a su visión sobre la función de la crítica en el arte, un tema que sin duda, es urgente en Sonora y un engrane que, aún no ha podido configurarse en nuestro sistema cultural regional, cuya ausencia está provocando un desequilibrio natural en las fronteras conceptuales, de percepción, opinión y pensamiento del universo cultural de nuestro estado.

De alguna manera, se nos ha hecho creer que la crítica es la espada que destroza o que da gloria, el blanco o el negro, el extremo: o sí, o no. La tibieza en la crítica se toma como pecado y debilidad. Entre más aguda y despiadada la crítica, más sabrosa y más verdadera según la creencia popular. Bueno, alguna vez yo me cuestioné sobre este tema, me pregunté si era necesario ser despiadada para formarse una trayectoria de credibilidad en el ámbito. Por cuestiones ajenas a mí, decidí cuando inicié con esta columna, que si no tenía nada bueno que decir de algo, no escribiría sobre ello. He tenido mis caídas, y he escrito enfurecida ciertas cosas sobre temas en los que creo firmemente. Sin embargo, me he dado cuenta que eso tiene un precio no necesariamente siempre bien pagado tanto desde la audiencia, como desde el autor. Creo que en sí misma, la crítica de arte es un mecanismo sumamente complejo.

¨ Creo en la validez de la crítica en cuanto contribuya a unir arte y vida.¨ Estas palabras de Ida, que se elevarán como estandarte para las nuevas generaciones, serán todo menos una debilidad. Al contrario. Creo que los nuevos grupos de críticos y estudiosos del arte podrán tener la oportunidad de elegir entre la filosofía de mujeres como ella ante los complicados horizontes hacia donde apunta el periodismo cultural, la crítica del arte y la misma gestión cultural. Porque no se trata de hablar por hablar, de escribir por escribir y señalar por señalar. Si la función de la crítica no nos lleva a un nuevo humanismo, entonces mis amigos, habrá que cuestionarnos profundamente qué es lo que estamos buscando con ella. Descanse en paz Doctora Prampolini. Gracias por tu vida para el arte.

 

 

 

 

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