Esta Semana Santa es la primera en 3 años, que la paso en la ciudad. Nos hemos quedado en casa, descansando. Agradezco las atenciones por parte de Julio Ontiveros, Gerente de Fiesta INN y a Rafael Zazueta, Coordinador de Turismo de Cajeme por las atenciones para disfrutar una reservación especial y conocer más sobre Fiesta INN y su programa de descanso.
Tomé mi laptop y mis pendientes, hicimos una maleta Erik y yo, y nos hospedamos en Fiesta INN, y realmente, fue una experiencia que se quedará en mi memoria, no sólo por las atenciones, sino por cosas pequeñas y grandes, que tocan el corazón profundamente y que coincidieron pasando en estos días de mi hospedaje.
Fiesta INN Obregón tiene una vista hermosa. Con lo fascinantes que son los atardeceres en el Valle del Yaqui. Erik y yo nos instalamos, nos pusimos la pijama y mientras redactaba el guión para el Capuccino Podcast, preparaba mi colaboración con Proyecto Puente a la mañana siguiente, me ponía de acuerdo con Alina para mi apoyo en las actividades de Semana Santa en Cócorit por parte del programa de Esperanza Arteche A.C. Erik mientras tanto, pidió servicio al cuarto, cuando vio el menú vió algo que le pareció conocido y ordenó una sopa de fideo. Aquí si lo siento Fiesta INN, la crítica de Erik fue dura. La razón: No sabía como la de la abuela. Creo que los estándares gourmet de mi hijo de 8 años son un poco altos.
Me paré varios minutos cerca de la ventana, a observar el atardecer. Pensando. Suspirando. Los colores que llevan a la noche me evocan una mezcla de emociones. Pertenencia, invocación, complicidad, soledad… desde el piso 8, el vértigo era más bien en mi estómago y en mi garganta. Desde mi corazón. Cómo el poema de Neruda:
¨…Ámarrame el movimiento puro,
a la tenacidad que en tu pecho
golpea con las alas de un cisne
sumergido.
Amarra tu corazón al mío.¨
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