Si algo le sobra a Sonora son lugares para el buen comer. Hace unos días, pude cenar con Alina, Dolores y Michel en Taco y Leña, un espacio acogedor que logra una fusión entre la tradicional taquería sonorense y un espacio experimental, de esas que en los últimos años han logrado insertar en nuestro territorio, espíritus emprendedores y aventureros (y de muy bueno gusto) en el estado, uno de esos espíritus es Celina Russo, una visionaria y excelente anfitriona.
Taco y Leña se desprende de otro gran proyecto que es Ajo y Leña, una propuesta que incluye su propia panadería, deliciosos platillos y mucho corazón.
Definitivamente una visita no es suficiente para poder tener una idea amplia de las propuestas de Taco y Leña. Lo que si creo es que hay que ir con una idea abierta a degustar nuevos sabores que en lo personal considero no desean competir con el taco cebosito marca registrada de Sonora, sino más bien, Taco y Leña es una respuesta sobre ir un poco más allá y experimentar, experimentar, experimentar. La cocina sonorense no tiene pierde, así que siempre es bueno cuando suceden fusiones como Taco y leña.
El menú de esa noche en nuestra mesa incluyó un delicioso taco patrón y un taco mi rey con una copa de sangría de la casa, un rico caldo, taco de pollo y una de las mejores horchatas que he probado.
Saliendo de ahí, seguimos con un café en casa de Alina y Michel, continuando la plática que Dolores había puesto en la mesa y mientras Alina seguía trabajando hasta la madrugada, Michel escuchaba atento dando palabras exactas y agudas como acostumbra. Yo, por mi parte, ya en pijama me acomodé en el sillón para dormir. Gracias por recibirme mis queridos amigos.
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